El Museo se localiza en el lugar de Castro, inmediato a las ruinas del yacimiento, sobre una ladera desde la que se disfruta de una visión panorámica del conjunto arqueológico, el Camino de Santiago a su paso por el concejo de Grandas de Salime y su entorno. Fue inaugurado en abril de 2007.
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Antes de los castros
Se ofrece una visión general de los antecedentes arqueológicos de la comarca pues, desde que las tierras altas del Navia fueran colonizadas por primera vez, hace unos 6.000 años, los hombres que las habitaron han dejado numerosos testimonios de su presencia en forma de tumbas, monumentos y herramientas que alumbran el tiempo transcurrido hasta la aparición de los primeros castros.
El castro y su contexto actual
A partir de la privilegiada vista que del yacimiento y su entorno se disfruta desde el ventanal principal, se ofrece información relativa al contexto económico y social del municipio y su comarca.
Se tratan en esta sala aspectos relativos a las actividades económicas, condiciones sociales y caracterÃsticas geográficas más significativas con particular atención al salto y central eléctrica de Salime, el Camino de Santiago y, especialmente, el Museo Etnográfico.
El Museo Etnográfico de Grandas de Salime fue creado en 1984 a partir de la colección reunida durante años por José MarÃa Naveiras Escanlar (Pepe del Ferreiro). En 1989 se trasladó de los bajos del Ayuntamiento a la antigua casa rectoral, edificio al que se han sumado nuevas instalaciones donde se preserva y difunde el modo de vida tradicional en la zona. Con unos 25.000 visitantes anuales es el pilar de la oferta turÃstica y cultural de la comarca. Su apertura ha servido de ejemplo y estÃmulo para promover la investigación etnográfica en Asturias.
Cuatro miradas.Veinte siglos de historia superpuesta
Se describen en un contexto continental y regional los acontecimientos registrados desde la fundación del primer recinto fortificado hasta su conversión en espacio funerario durante la Edad Media.
Un discurso que presenta la realidad arqueológica como parte de un paisaje natural y polÃtico cambiantes reunidos en cuatro capÃtulos:
I. La Edad del Bronce
II. La Edad del Hierro
III. Ã?poca romana
IV. La Alta Edad Media
La colección arqueológica
Se presenta la reconstrucción de una historia a partir de la información contenida en los objetos arqueológicos. �sta se interpreta en función de su naturaleza y del contexto en el que ha sido hallada. De esta forma se procura la aproximación al mundo de los hombres que las crearon y se reconstruyen los procesos de cambio y ruptura que conforman la historia del lugar y sus habitantes.
El discurso expositivo se distribuye en cuatro apartados principales:
I. El recinto ritual y poblado de la Edad del Bronce (siglos VIII-VII a.C.)
II. El castro de la Edad del Hierro (siglos VI-I a.C.)
III. La aldea romana (siglos I-II d.C.)
IV. La necrópolis medieval (siglos VIII-X d.C.)
I. El recinto ritual y poblado de la Edad del Bronce (siglos VIII-VII a.C.)
Se reúnen en este espacio los objetos procedentes de los horizontes más antiguos del poblado. Son, fundamentalmente, fragmentos de recipientes cerámicos, algunas piezas metálicas caracterÃsticas del final de la Edad del Bronce en Europa entre las que destaca el gran disco de bronce descubierto en la Acrópolis.
Se muestra también la calota craneal depositada en una pequeña cista de piedra instalada frente a la puerta del recinto.
II. El castro de la Edad del Hierro (siglos VI-I a.C.)
El Chao SamartÃn alberga en la Edad del Hierro una comunidad campesina que hubo de procurarse el acceso a cuantos recursos garantizaban la supervivencia del grupo.
Esto implicaba mantener, con lucha si fuese necesario, el control sobre su entorno inmediato: el agua, el bosque, los pastos o las tierras de cultivo. Un contexto en el que la cohesión social era un factor fundamental para la subsistencia de todos sus habitantes.
Se ofrece una visión general del ajuar doméstico con particular atención a la actividad metalúrgica y la manipulación de metales preciosos como el oro o la plata.
III. El poblado romano (siglos I-II d.C.)
La presencia romana se advierte desde las décadas iniciales del siglo I d.C. vinculada con la llegada de efectivos militares al poblado. De su mano, el centenario castro experimentará su conversión en un núcleo administrativo de relevancia, en el que las tropas ejercerán como eficaz agente de vanguardia en la implantación de la nueva cultura.
En un ambiente, en apariencia, de tradición indÃgena se produce, al contacto con el mundo romano, la transformación profunda e irreversible de la estructura social castreña. Comienzan a surgir asà grupos privilegiados que se convierten, primero en receptores y más tarde en consumidores entusiastas de productos y costumbres exóticas que incorporarán a sus hábitos cotidianos hasta reemplazar definitivamente su modo de vida tradicional.
IV. La necrópolis medieval (siglos VIII-X d.C.)
Transcurridos varios siglos desde el final de la ocupación romana, entre los siglos VIII y X d.C., se generaliza el uso funerario del antiguo castro.
Sobre las ruinas aún visibles del poblado se dispondrán varias generaciones de tumbas en torno a un hipotético templo.
A pesar de la paulatina destrucción de los enterramientos como consecuencia del laboreo de los campos, los arqueólogos han logrado recuperar los restos de más de 60 individuos.
Asociación Amigos del Parque Histórico del Navia
Calle Méndez Valledor nº8 1º · 33730 ·Grandas de Salime
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